La necesidad de resignificar y atender la función de los modelos de trabajo para las empresas del siglo XXI es indispensable, ya que de no hacerlo, pueden causar:
A nivel individual (líderes): inseguridad sobre sus capacidades directivas, falta de cohesión con todo el personal, desarrollo de habilidades gerenciales, falta de dirección y gestión de talento.
A nivel grupal (colaboradores): falta de enfoque y redirección de las fuerzas, lo que ocasiona agotamiento personal (de todos), roce en las relaciones, desarrollo de competencias, reducción de la calidad de vida de las personas y de la productividad de la empresa.*
Estudios realizados en 2022 por Project Management Institute (PMI), señala que “la economía global necesitará 25 millones de nuevos profesionales de proyectos. El problema no siempre radica en la falta de personas que quieran trabajar, si no en la falta de personas capacitadas que puedan hacerlo”
Asimismo, evitar la rotación de personal y garantizar que el talento que se forma dentro de la organización, tenga un plan de carrera, que permita crear vínculos de pertenencia, basados primordialmente en aspectos de equilibrio entre la vida laboral y la vida social , en congruencia con su salud integral (mental, emocional, cognitiva), la cual se traduce en prácticas y comportamientos seguros dentro de la organización.